programa Festa Major Terrassa

El cartel de Festa Major (FM) de este año es realmente una metáfora de los espacios que se delimitan para que la propia ciudadanía participe dónde y cómo quiera, en una celebración que pretende ser genuina (mérito de Meritxell Casamira y Eric Pelegrin, de sus compañeros y compañeras, y de nuestra Escola Municipal d’Art i Disseny). A la espera de un análisis pormenorizado de lo que ha supuesto la oferta de actividades, la organización y la participación en nuestra fiesta más concurrida, cabe destacar las expectativas municipales y las percepciones de los ciudadanos como punto de partida de lo que pretende ser una reflexión de cara al futuro.

En palabras de nuestro alcalde, la FM nos convida a “celebrar la historia, la identidad y las raíces que compartimos”, por tanto, el diseño de la misma ha tenido necesariamente que ver con esa invitación. La plasmación de unas ideas tan poderosas en un programa es complicado y nadie tiene una varita mágica. Desde luego no es virtud únicamente del ayuntamiento, es precisamente la sociedad civil la verdadera impulsora de las actividades y es ella la que finalmente configura los espacios que los ciudadanos coloreamos siguiendo el símil propuesto por el cartel de este año. Sin duda que esos espacios reflejan lo que se puede o no se puede hacer en/con la FM, pero todos entendemos que es eso, lo que se puede o no hacer sin pretender dotarla de un sentido universal. De hecho hay familias enteras que “huyen” de la FM con la respetable intención de inaugurar la temporada de baños estivales.

Cabe destacar este año el esfuerzo de la concejalía de cultura por impulsar a los artistas locales, hecho que hay que reconocer y que ha obtenido el premio de una participación entusiasta. Y en esa línea seguir perseverando por conceder satisfacción a la diversidad de gustos musicales y, en definitiva, a preservar la pluralidad cultural de la ciudad como valor.

En mi opinión y de cara al futuro, desde el ayuntamiento se debería tener conciencia que la FM es precisamente el ámbito de máxima expresión de la cultura popular, o con mejor sentido; el ámbito en el que la ciudadanía participa en función de su propio interés, disponibilidad y sensibilidad. Insisto en la magnífica idea del cartel de este año, sin embargo han quedado zonas por teñir y hay otras que se han coloreado fuera de los espacios prediseñados. Ese prediseño es fruto de una política cultural y de las entidades que se sienten interpeladas en la ocasión, debiendo preservarse la cultura como ámbito de convivencia en su pluralidad, en el entendido de que las tradiciones cuando no sólo apelan a la herencia sino a valores que son compartidos por todos, se convierten en elementos que ayudan a derribar muros entre las personas.

Artículo de Javier González
Portavoz del Grupo Municipal de Ciutadans (C’s) de Terrassa