Artículo de opinión de Javier González, portavoz del grupo municipal Ciutadans de Terrassa
Tanto en el proceso participativo que se abrió por el Plan de Acción Municipal donde la ciudadanía podía expresar sus preferencias a la hora de destinar recursos municipales para mejorar la ciudad, así como en el reciente proceso para dar apoyo a las diferentes candidaturas a Síndic/a de Greuges, el castellano fue marginado en la web municipal. En el caso del Síndic, personalmente me dirigí a través de las redes sociales a nuestro alcalde denunciando la ausencia del castellano en dicho proceso. Nunca jamás en eventos electorales en Cataluña el castellano ha sido apartado de las papeletas de votación ni en la información sobre los procedimientos. Curiosamente, en Terrassa se ha permitido votar a los menores de edad, y sin embargo muchos castellanoparlantes se han sentido ajenos al proceso electoral; el cual debería haber sido referente de pulcritud por su propio carácter participativo popular.
El alcalde, siempre tan considerado a las demandas de los ciudadanos en las redes sociales, no atendió la veintena de mensajes que yo mismo envié en los dos idiomas oficiales. Sí lo hizo su portavoz, primero negando lo evidente, y después poniendo voluntad en solucionarlo. Se solucionó solo en parte y con aparente desgana, y no porque los técnicos municipales le tengan alergia al castellano, sino porque no hay hábito de portar la bandera de bilingüismo en la administración. Algo que es tan natural en la calle… Se pudo finalmente votar en español, aunque el documento para inscribirse estuviera solo en catalán porque parece que nadie pensó en ello… Y un dato para la perplejidad: para seleccionar el idioma se creó una pestaña que rezaba “spanish”, o sea, había que saber inglés para poder votar en español…
Descargaré de culpas al PSC, de cerca me manifiestan siempre reconocimiento y respeto, pero como no están acostumbrados a que se les exija normalidad lingüística (el PP parece que estuvo y está ajeno a esta preocupación) pues cometen torpezas que indignan a muchos ciudadanos de esta ciudad. Sin embargo, les ayudaremos a eliminar esa “costra nacionalista” que se les ha ido adhiriendo durante todo este tiempo. Y aunque Terrassa en Comú contribuyó, en forma decisiva, a tumbar la propuesta de Ciudadanos para que el próximo programa de Festa Major se confeccione en castellano, estamos convencidos que Amadeu Aguado lo hará de oficio.
Un último apunte, con voluntad de animar al Observatori Ciutadà Municipal
de Terrassa para que insista en esclarecer las presuntas irregularidades en el proceso participativo del Síndic, y para enriquecer su denuncia, sería interesante que al reclamar la aplicación del l’art. 68.1 de la Constitución Española tuvieran en cuenta su desarrollo, el cual se plasma en la ley electoral. En Cataluña, el mismísimo Artur Mas firmó el decreto que garantiza la presencia del castellano en las papeletas. Sin embargo, ni el OCM ni los candidatos a la sindicatura hemos visto que hayan manifestado interés por ese derecho que se secuestra a los ciudadanos de Terrassa, tal y como se debiera garantizar por esa misma CE a la que la OCM apela.