Artículo de opinión del concejal de Ciutadans de Terrassa, David Aguinaga.
El día 6 de diciembre en Rubí se celebró un acto oficial, auspiciado por el ayuntamiento del PSC, consistente en la celebración del Día de la Constitución. En dicho acto se llevó a cabo la lectura de algunos de sus fragmentos para conmemorar la Carta Magna. Sin embargo, no pudo celebrarse con normalidad ya que fue interrumpido con megáfonos, gritos y amenazas por parte de un grupo de separatistas. De hecho, dichas amenazas incluyeron la quema de un ejemplar de la Constitución que fue jaleado por el resto de los nacionalistas. Ninguno de ellos fue requerido para identificarse por parte de la policía local o autonómica.
Fuimos varios los concejales del Ayuntamiento de Terrassa que acudimos ese día a Rubí. Y fuimos testigos de cómo nuestro derecho a la libre expresión fue vulnerado impunemente por los que reclaman la libertad. Libertad para no dejarte hablar…
Tal desmán movió al grupo municipal de Ciutadans en Terrassa a presentar un acuerdo de junta condenando los hechos acaecidos en Rubí. ¡Y aquí vino la sorpresa! Los mismos que se mostraban conmovidos por los linchadores de varios guardias civiles desarmados en Alsasua (Navarra) y les expresaban su apoyo (a los linchadores, no a la Guardia Civil), rechazaban condenar los incidentes de Rubí.
Que Terrassa en Comú vote en contra de celebrar el Día de la Constitución (y el PSC de Terrassa se abstenga) no creemos que justifique violencia alguna contra los que sí queremos celebrarla. No obstante, a uno le cuesta entender por qué Terrassa en Comú votó en contra de condenar unos hechos que atentan contra la libertad de expresión; por qué se puso de lado de los que quemaron la Constitución; por qué se puso de lado de los separatistas que nos interrumpieron con megáfonos y nos agredieron verbalmente; y, lo que es peor, por qué consideran que eso es lo que su electorado espera que hagan…