Artículo de opinión de Javier González, portavoz de Cs Terrassa.

 

Los hechos que sucedieron el pasado 1 de octubre nos han impactado a todos, y sus consecuencias las estamos sufriendo todos los ciudadanos. Como resultado de la indolencia política de Puigdemont y Rajoy nos encontramos en una situación donde desgraciadamente las apelaciones al sentido común y al diálogo suenan a retórica insustancial.

Más allá de razonamientos partidistas, más allá de sentimientos encontrados, hay un hecho nuclear indiscutible que va a moldear los próximos acontecimientos; el gobierno de la Generalitat se ha situado abiertamente fuera de la ley. Un gobierno que ha incumplido la Constitución y el Estatuto de Autonomía de manera deliberada y reiterada, menospreciando al Estado de derecho como la máxima garantía de convivencia en Cataluña, en España y en cualquier país democrático del mundo. Si se quiebra, se quiebran las libertades.

Hay una mayoría de ciudadanos en Cataluña que no quieren elegir entre su tierra y su país porque tanto Cataluña como España forman parte de su identidad. Esa mayoría que nunca ha tenido la necesidad de manifestarse está saliendo a la calle (‘Prou! Recupem el Seny’ el domingo 8 de octubre a las 12.00h. en la plaza Urquinaona de Barcelona) para reivindicar una razón y un sentimiento, un hecho que es la plasmación del fracaso de sus gobernantes. Una mayoría que siempre ha asumido que la Constitución fue el pacto que hizo posible que España se convirtiera en un país democrático, un pacto que contenía además las reglas para poder cambiarse, y que de manera abrumadora se apoyó desde Cataluña. Es ese el pacto que el independentismo quiere hacer saltar por los aires de manera ilegal y desleal.

Los que defendemos la Constitución y el Estatuto de Autonomía ya no podemos convencer a los que se han situado en un espacio retórico intraducible, pero sí podemos expresar nuestra firmeza en la defensa de nuestra democracia y de la ley. Por esa razón, apoyaremos que el gobierno de España haga prevalecer el Estado de Derecho y proponemos que el imprescindible espacio de diálogo se restablezca lo antes posible convocando unas elecciones autonómicas.

No quiero pensar que cuarenta años de convivencia pacífica han sido el preámbulo de su propia ruptura, ya que sería como reconocer que hemos vivido todo este tiempo en una sociedad profundamente enferma. Por eso, los ciudadanos respetuosos con la ley deben saber que en todos los municipios de Cataluña hay una mayoría que sigue apostando por la convivencia, y que desde el respeto a la diferencia vamos a seguir defendiendo que solo puede haber futuro si se comparte el camino.