Por la mañana abrimos el grifo del agua, pisamos después las aceras y circulamos por las calles. Por la tarde paseamos por el parque y tiramos la basura por la noche. Todas esas cosas (y más) las podemos hacer gracias a la gestión que nuestro Ayuntamiento realiza con el dinero que recauda de todos los contribuyentes. Las cuestiones que se suscitan a mi modo de ver son: ¿Funcionan bien los servicios públicos en Terrassa? ¿Se pueden mejorar? Quizás el servicio más sensible sea la limpieza viaria y la recogida de basuras, y en Terrassa son los dos servicios que peor valoración tienen y que han propiciado las mayores críticas a lo largo de estos últimos cuatro años.

La crítica en general se ha dirigido hacia la dotación y equipamiento para la prestación del servicio de limpieza viaria y sobre la frecuencia con la que se realizan esas labores. La recogida de basuras suspende también por las mismas razones. La oposición política en Terrassa puso en evidencia a finales de 2018 al equipo de gobierno del PSC, reprobando por primera vez en la historia de la ciudad la gestión de este servicio tan sensible. Se puso de manifiesto de forma palmaria que el mal no era la falta de presupuesto, ya que éste no ha parado de aumentar a la vez que se ha incrementado la tasa que cada familia paga por el servicio. El problema es la incapacidad política para retomar la gobernanza de un servicio que presta una empresa municipal.

Otro ejemplo de un servicio esencial es el agua. Hasta su municipalización, el suministro de agua era el que más satisfacía a los ciudadanos de Terrassa según diversas encuestas. Nunca se había criticado el modelo de gestión y se consideraba buena la operativa de la empresa gestora en cuanto a la ausencia de cortes, presión adecuada y buen funcionamiento en general, incluidas las tarifas. En Ciutadans nunca vimos justificado el proceso de municipalización del servicio, nadie lo demandaba salvo grupos de presión interesados. Sus pretensiones se vieron complacidas, gracias a unos partidos políticos que invirtieron la lógica que nos invita a pensar que el modelo de gestión debe estar siempre subordinado al interés por un buen servicio a un mejor precio.

Los dos ejemplos anteriores evidencian las carencias del gobierno del PSC para gobernar los servicios en nuestra ciudad. Para un servicio como el de recogida de basura en entredicho, el alcalde ha sido incapaz de dar un golpe de timón sobre su gestión. Sin embargo, en un servicio que se movía en la excelencia, como el agua, experimentamos una transformación completa sin que hubieran mediado quejas ni demandas ciudadanas (todavía no se puede valorar el alcance de ese cambio producido en diciembre de 2018). Por lo demás, son innumerables el resto de servicios que se prestan desde un ayuntamiento como el de Terrassa con más de 218.000 habitantes, y un presupuesto de 244 millones de euros: Colaboración con las entidades culturales y sociales, gestión de licencias y permisos de todo tipo; seguridad, protección, movilidad, mantenimiento e inversión urbana y de equipamientos; contrataciones públicas, protección social y garantía de derechos civiles; colaboración con otras administraciones para prestar atención educativa, sanitaria y de dependencia; promoción económica, comercio y turismo; deportes y fomento de la participación ciudadana…

Lo expuesto anteriormente ¿funciona bien? Siempre puede funcionar mejor, lo cual nos lleva a contestar al “cómo”. Desde Ciutadans entendemos que solo un cambio de paradigma en el ayuntamiento puede propiciar un cambio en la ciudad. Muy sintéticamente, el ayuntamiento debe ser motor de ese cambio y esto solo es posible si rechazamos la idea de que ello lo podrá hacer un ayuntamiento nuevo en lugar de un nuevo ayuntamiento. ¿Está Ciutadans proponiendo un simple juego de palabras? No, en un entorno de cambios rápidos y profundos, el precio de no asumir que el cambio se debe liderar en lugar de verse arrastrado por él es tan alto que podría paralizar las relaciones entre el mundo de la administración y el de las personas y las empresas.

La concepción tradicional de las áreas de gestión monolíticas debe dejar paso a otra con áreas más transversales e innovadoras, con el foco puesto en el servicio hacia los ciudadanos y no hacia el ombligo de una administración acomodada por faltarle aliento político transformador. Promover la excelencia en la gestión arrinconando las malas prácticas es el camino que hay que recorrer para mejorar los servicios a los ciudadanos, no se trata de modelos ni de prejuicios, se trata de no perder el contacto con el mundo que hay más allá del Raval de Montserrat y dar las respuestas más adecuadas a cada necesidad, con la vista puesta en un proyecto de futuro para Terrassa que sume voluntades y complicidades.

Javier González

Portavoz del GM de Ciutadans en el Ayuntamiento de Terrassa