Javier González portavoz de Cs Terrassa

Antes de 2011 en los Plenos del Ajuntament de Terrassa era frecuente el uso de la chaqueta en general y la corbata en los hombres, y no sólo en los Plenos, sino en las reuniones entre partidos y con las entidades de la ciudad. Eso ha ido cambiando. Una de las consecuencias de las crisis de 2008 afectó a la indumentaria de los políticos, produciéndose una transformación hacia formas más cercanas, eso tiene que ver con la indumentaria, pero también con el lenguaje. Como en todo, a veces se degenera, y encontramos individuos que no dudan en asistir a los Plenos municipales sin haberse aseado lo suficiente, o utilizando un lenguaje irrespetuoso, faltón e insultante. Ni tan calvo que se vean los sesos, ni con dos pelucas…

Los tres partidos de la oposición hemos pedido la dimisión de Noel Duque, el cuarto teniente de alcalde del Ajuntament de Terrassa, por un vídeo en redes sociales en el que dirigiéndose a la oposición decía: «Estáis enfermos, estáis mal de la cabeza». «Sois gente que no carbura bien». «Yo no me escondo. A mí me dais miedo, pero voy a ir a por vosotros». Pero lo anterior es sólo la penúltima, porque hace unos pocos meses señaló como racistas en un Pleno a miembros de PSC y Ciutadans. Y antes, en la constitución de la comisión permanente del Consell de la FP, el señor Duque respondió a la crítica de Ciutadans sobre aspectos del discurso del alcalde: «¿Y qué hacemos? ¿Vamos a por él?», ante el asombro de varios testigos. Sin embargo, lo último se produjo el pasado día doce; en una reunión preparatoria del Pacto de Ciudad, éste que escribe le rogó al alcalde que tomara medidas serias si volvía a suceder una nueva salida de tono del cuarto teniente de alcalde de la tercera ciudad de Cataluña. Pues bien, mientras esto sucedía el señor Duque volvía a reincidir en redes sociales, sin olvidar su costumbre de hacer juicios de valor sobre el estatus social o económico de miembros de la oposición, como si no fuéramos la gran mayoría trabajadores asalariados. Un ejercicio que dice muy poco de la capacidad de reflexión de quien cobra 4.733 euros al mes por catorce pagas, yo no conozco a nadie honrado que cobre ese dinero por insultar a la gente.

El actual equipo de gobierno tiene mayoría suficiente como para echarse a la espalda la petición de apartar a este concejal de las labores de gobierno, pero la ciudad no puede permitirse ese lujo. Estamos inmersos en la que ya es la mayor crisis sanitaria, pero también económica y social que nunca viviremos. En Terrassa ya se ha empezado a trabajar en un Pacto de Ciudad para atravesar 2020 y 2021 unidos, un ejercicio comprometedor por parte del gobierno, y muy generoso por parte de la oposición. Es un Pacto serio, y se fundamenta en la confianza. Una confianza que deberá compartirse con los agentes sociales y económicos de la ciudad, es ese un escenario refractario a las bravuconadas, porque donde la gente se juega su futuro hay poco espacio para la frivolidad, la ignorancia y la charlatanería.

El alcalde de Terrassa tiene un papel difícil en un difícil momento, pero la oposición ya le ha dicho que puede contar con ella, desde la seriedad, el rigor y la confianza. No quiero pensar que podría echarlo todo a perder por falta de valentía a la hora de indicarle la puerta de salida a quien no esté a la altura en su gobierno. Hay muchas personas que depositaron su confianza en Tot per Terrassa como partido transversal en lo ideológico y municipalista en lo organizativo. Mucha gente les ha votado porque se creyeron un discurso de cambio de amplio espectro social contrario a cualquier política de barricada entre ricos y pobres, entra parados y trabajadores. Por eso no entiendo la irresponsabilidad del señor Duque, si no quiere llevar al ayuntamiento y a su alcalde al desprestigio debería ser él el que dimitiera, si quiere seguir siendo fiel a esos valores que tanto le gusta pregonar.