Artículo de opinión del portavoz de Cs Terrassa, Javier González

Ya se ha escrito el capítulo final, la gestión del agua de Terrassa pasa a manos de una empresa municipal (lo que gestionaba Mina hasta ahora). Deseamos que la futura gestión no comprometa el futuro del suministro ni repercuta en el bolsillo de los ciudadanos por una mala praxis.

Desde el inicio, Ciutadans ha defendido una alternativa: realizar un concurso público donde los operadores privados compitan entre ellos para ofrecer a la ciudad un proyecto de gestión donde prime la excelencia al mejor precio. Para Terrassa pensamos que es la mejor opción, un servicio tan sensible (no se tiene conciencia hasta que empieza a ir mal), a nuestro entender, necesita músculo inversor que no detraiga recursos de las políticas sociales, escala que abarate los costes y profesionalidad al servicio de la innovación.

Lo que se acaba de aprobar en el ayuntamiento es menos importante que trascendental, y para demostrarlo es necesario explicar de manera sintética cuál ha sido la forma en que el PSC ha capitaneado el proceso. El alcalde tomó la decisión política hace más de un año como reacción a nuestro juicio a dos circunstancias, se sintió presionado por el sector económico de la ciudad (y desgraciadamente también por repugnantes ataques personales de algún espontáneo) y electoralmente por partidos que han competido por ganarse el cariño de ciertos movimientos sociales, los cuales están consiguiendo en España situar el debate de la gestión de los servicios públicos en un espacio alejado del análisis sobre la eficiencia de los mismos.

Jordi Ballart apostó entonces por la gestión directa del servicio, aunque lo supeditó a las conclusiones de una memoria que analizara los pros y los contras; un ejercicio estético. En este artículo de opinión no cabe el relato de los pormenores, pero para que todo el mundo lo entienda señalaré que es evidente que un informe nadie lo encarga para demostrar lo contrario que se pretende justificar. Lo dije en público, reto a quien sea capaz de mostrar un ejemplo de ayuntamiento español que haya tratado de municipalizar un servicio como el agua y no lo haya conseguido a pesar de que un informe lo desaconsejara.

Se ha intentado por parte del PSC revestir el proceso de aprobación del agua de una pátina de racionalidad económica y, sin embargo, como la consultora externa señala, el análisis final es poco realista y, en última instancia y sin sustento empírico, se argumenta como elemento fundamental que la gestión directa por parte del ayuntamiento es mejor porque el control es más cercano… Una falacia que se demuestra con facilidad si repasamos la lista de empresas municipales que pierden dinero cada año, por no hablar del periodo en que el ayuntamiento era accionista de Mina.

A la vista de las motivaciones del alcalde y la forma en que sí o sí el PSC ejerce el poder ¿es posible que el sector privado tenga dudas añadidas a la hora de comprometerse a invertir y generar empleo? ¿Tiene el alcalde una estrategia para reconducir este tema, o sobre algo…? ¿Son alternativas los discursos de la sospecha sobre la iniciativa privada de los Comunes o ERC? ¿Lo es un PDCAT que es el actual responsable de la promoción económica de la ciudad y no sabía qué votar sobre el agua? No queda mucho para el 2019 por lo que no se trata de improvisar, sino de demostrar que se cree en la colaboración público-privada como única bandera para el siglo XXI capaz de generar progreso y bienestar donde todos ganemos; eficiencia, sostenibilidad e innovación eso es lo que defiende Ciutadans para los servicios públicos y será lo primero que pongamos en cuestión si de nosotros depende el gobierno de esta ciudad.