Artículo de opinión de Javier González, portavoz de Cs Terrassa
Los Cardús del mundo afirman que Oriol Junqueras es un preso político en lugar de reconocer que está en prisión por graves delitos como lo pudiera estar cualquier otro presunto delincuente. Por unanimidad, el auto del Tribunal Supremo explica con claridad por qué entiende que las movilizaciones populares violentas y tumultuarias, de los meses de septiembre y octubre pasados, son imputables al Sr. Junqueras. Por dos razones: La primera, las movilizaciones populares eran parte esencial del plan concebido por el grupo impulsor de la declaración unilateral de independencia, en el que ocupaba una “posición preponderante” el Sr. Junqueras. Y la segunda, cuando el 20 de septiembre el Sr. Junqueras acudió a la Consejería de Economía, y pudo percatarse de que el tumulto provocado por quienes se oponían a la ejecución de las órdenes de entrada y registro había degenerado en actos concretos de violencia contra los agentes y contra la comisión; el recurrente nada hizo para evitar que tal forma de comportarse se interrumpiera, y tampoco con ocasión de las constitución de murallas humanas y apedreamiento de policías del 1 de octubre. Y como aclaratoria, el Sr. Junqueras “no se encuentra encausado y privado provisionalmente de libertad por defender una idea política, sino por haber utilizado medios violentos o tumultuarios, previstos en el Código Penal” (pg. 5 y 20 del auto).
Los Cardús del mundo afirman además que “España nos roba” cuando resulta que Cataluña es la comunidad autónoma con más imputados por corrupción, que la UE nos recibirá con los brazos abiertos cuando la DUI ha sido rechazada por ser contraria a los valores de la Unión salvo por la ultraderecha belga, y los independentistas aseguraban que no se presentarían a unas elecciones producto de la aplicación del artículo 155 cuando ahora afirman que las han ganado. O que Cataluña es un solo pueblo cuando se ha hecho patente una mayoría social contraria a la ruptura con España; que vendrían más empresas a Cataluña tras la independencia cuando ya se han marchado más de 3.200; que Puigdemont es un personaje respetado en Europa cuando todos le rehúyen por su discurso en torno al franquismo, el nazismo y su insultante desprecio a las instituciones europeas; o que los “Oriol Junqueras” son presos políticos en lugar de atender los criterios en contra de Amnistía Internacional…
A los Cardús del mundo no les importan las razones de los que no piensan como ellos, de hecho se alimentan y alimentan a base de propaganda un sesgo cognitivo que transforma un victimismo lacrimógeno en relaciones lógicas de distinto nivel que hasta Aristóteles daría por buenas. Por ejemplo, el apoyo irracional a líderes del independentismo no es tal para sus simpatizantes, ya que hay una razón de fondo que tiene que ver con la defensa numantina de una manera de entender Cataluña que han aprendido a considerar esencial, conjurados contra un enemigo que es una España plural y democrática en un mundo en el que poner puertas al mar solo nos conduce al automutilamiento. Hay otro tiempo que se hace presente en la Cataluña actual dominada por unas élites que después de treinta años han conseguido inocular un equivalente al conocido slogan “puto o ladrón queremos a Perón”.
Son los Cardús del mundo los que seguramente de alguna manera (directa o indirectamente) han violado la ley, ejercido coerción y arbitrariedad generando disensiones sociales graves, perjuicio económico y pérdida de credibilidad a todos los niveles, convencidos de que el conflicto les hará ganadores si persisten en la secularización de sus creencias en lugar de invitar a la política a ofrecer soluciones para todos. Se ha producido un daño que no es irreparable, pero ya se hace muy evidente que Cataluña ha dejado de ser objeto de deseo desde el punto de vista económico y con la pérdida de empleo como consecuencia directa, ese efecto permanecerá entre nosotros durante años. En un estado democrático homologado internacionalmente, en la Europa del siglo XXI, con un bienestar envidiado desde fuera del mundo occidental existen personas dispuestas al sacrificio personal y al de sus hijos; pero creo que hay muchas más que ni quieren, ni pueden permitirse ese lujo y no hay “cláusula Messi” que les proteja.
Los Cardús del mundo afirman con pasmosa frivolidad y desvergüenza que el independentismo ha ganado las elecciones autonómicas en Cataluña, en lugar de Ciutadans, y que Puigdemont es el presidente legítimo. Ciutadans ha sido la primera fuerza en 135 localidades que concentran el 70% del censo, y además fue la segunda fuerza en otras 44 poblaciones. Es cuestión de tiempo de que el peronismo institucional deje de ser hegemónico en Cataluña, a pesar del discurso reaccionario de los “Salvador Cardús” del mundo.., ya pasó en otros países.