En Cataluña estamos ante una nueva contienda electoral autonómica. No ha sido posible realizar una candidatura que agrupe a todos los constitucionalistas para afrontar con mayores garantías esta convocatoria. Aun así, después de las elecciones, es necesario que los partidos constitucionalistas se unan en un frente común que pueda gobernar Cataluña pensando en todos los catalanes, y no sólo en una parte.
¿Por qué? En una encuesta realizada por Gad3 durante el mes de diciembre se refleja que la mayoría de los catalanes cree que el Procés ha sido negativo para la imagen, las instituciones, la convivencia y la economía de Cataluña. El sondeo evidencia la preocupación que sienten los catalanes por las consecuencias económicas del movimiento independentista. Preguntados por el impacto económico del Procés, un 67,2 % de los encuestados ha respondido que ha perjudicado económicamente a Catalunya. La encuesta muestra además que una amplia mayoría considera que la imagen de Catalunya se ha deteriorado. Preguntados sobre si el Procés ha dañado a las Instituciones catalanas, un 57,1% de los encuestados considera que sí. Y más de la mitad de los catalanes cree también que la situación política de estos últimos años ha enrarecido la convivencia.
¿Y qué dicen los datos económicos sobre la situación de Cataluña? Pues que en 2018 y 2019 la riqueza por habitante cayó por debajo de la media europea. La riqueza de los catalanes, comparando los datos de PIB per cápita por comunidades autónomas, entre los años 2017 y 2019, es la que menos ha crecido de España, sólo detrás de la de canarios y murcianos. En 2019 el crecimiento del PIB de Cataluña respecto a 2018 (un 1,8%), fue inferior al registrado por Madrid (2,6%), Navarra (2,5%), Murcia (2,3%), Andalucía (2,1%) y Comunidad Valenciana (2,1%). La actividad económica catalana acumula tres años de diferencial negativo con la media nacional. La salida de más de 4.000 empresas de Cataluña tras la convocatoria del referéndum ilegal del 1-O, y la posterior declaración unilateral de independencia, hizo que la brecha entre Madrid y Cataluña se incrementara. En 2018, el 85% del total de la inversión extranjera recayó en la Comunidad de Madrid, y solo el 6,5% en Cataluña. Los datos más recientes de inversión extranjera en España, del Ministerio de Industria, vuelven a evidenciar esa profunda brecha. BBVA estima, en su informe publicado el pasado mes de diciembre sobre la situación de la economía catalana, una pérdida de unos 85.000 puestos de trabajo en el bienio 2020-2021, y apunta que una “salida algo más lenta de la crisis en 2021, explica que la contracción del PIB per cápita pueda ser algo mayor que en el conjunto de España” en ese periodo.
Frases como “en Cataluña hemos sido felices”, se pueden leer en medios como lamento por la situación vivida en Cataluña a raíz de los sucesos de octubre de 2017. O también testimonios del tipo “viví con angustia los sucesos de octubre de 2017, afectó a mi salud, y también a nuestras relaciones sociales”. O “tener que callar cuando salen ciertos temas, no poder participar en ciertas conversaciones, estar todo el día con los discursos, las banderas… Todo eso nos hace recordar que hay sitios en los que se puede vivir más a gusto”.
Por ello, Tot per Terrassa, el partido del alcalde Jordi Ballart, no puede escudarse en su carácter local para eludir la responsabilidad que supone gobernar con ERC, un partido que ha demostrado despreciar los sentimientos de más de la mitad de los ciudadanos de Terrassa. En nuestro ayuntamiento hay alternativa para gobernar sin el lastre que supone hacerlo con aquellos que fracturaron la sociedad y que han prometido que lo volverán a hacer.
Y al PSC le invitamos a reflexionar sobre el futuro de Cataluña. A que deje de mirar y apoyarse en aquellos que no dudarán en poner contra las cuerdas el estado de derecho y dejarán nuevamente en la cuneta a más de la mitad de los catalanes y catalanas. Señores y señoras del PSC, sus votantes, sus militantes y ustedes saben que siempre somos los mismos los que tenemos que ceder ante un independentismo que se niega sistemáticamente a transaccionar con más de la mitad de la población de Cataluña, y que sólo pretenden que pasemos por el aro.
En 2017 el constitucionalismo dijo basta y en 2021 se abre una oportunidad histórica para gobernar y restituir la democracia en Cataluña.
Javier González, portavoz del Grupo Municipal de Ciudadanos (Cs) en el Ayuntamiento de Terrassa